¿Qué tal?
Me tenéis abandonado. Es normal, os comprendo. Desde el fenómeno de mi primo el pulpo Paul y su rol de gitana balonera, me habéis dejado en un segundo plano. Pero yo os perdono: me lo he merendado.
Ahora mismo escribiría ríos y mares de tinta -casera, de la güena güena-, pero entre tanto tiempo fuera del agua (que, por cierto, me ha dejado cual suela de caucho) y mi madre que me está dictando la receta de Buñuelos de Oreo que le ha dado su profesor de Apoyo Domiciliario pues, sinceramente, tengo la espuma hasta el cuello y las ganas por los suelos.
Vaya bien, lobitos ovejeros marinos.
27.10.10
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